jueves, 23 de febrero de 2017

Canto llano

E

n su sentido más amplio se refiere a la música monofónica y, de acuerdo con la tradición antigua, sin acompañamiento, de las liturgias cristianas de Oriente y Occidente. En su aplicación más específica, se refiere a los repertorios cantados de la cristiandad latina (en particular los del rito romano), aunque también puede referirse al canto llano neoanglicano cantado en las iglesias francesas de los siglos XVII al XIX.


Su historia hasta el siglo VIII

Si bien el canto parece haber formado parte del rito cristiano desde el tiempo de los apóstoles, se sabe relativamente poco de su uso anterior al siglo IV. La interpretación de los registros antiguos se complica por el uso indistinto de los términos “salmo”, “himno” y “canto”. No obstante, en el Nuevo Testamento se citan los textos de algunos himnos antiguos y otros han sobrevivido en colecciones como las Odas de Salomón, que datan del siglo II en Alejandría. Con la legalización del cristianismo bajo el emperador Constantino I (Edicto de Milán, 313), la Iglesia contaba con el apoyo del Estado, su rito era público y su congregación muy numerosa. La mayoría de los himnos antiguos no bíblicos (con notables excepciones como el Gloria in excelsis y el himno de la tarde Phos hilaron) no escaparon al proceso de afianzamiento doctrinal que llevó también a la protección de un canon con escrituras cristianas. En su lugar se adoptó la entonación de salmos bíblicos poco antes impulsada y divulgada por el monasticismo egipcio. La regla era la interpretación sin acompañamiento, respaldada con intensas polémicas y una legislación canónica contrarias a las tradiciones paganas de la música instrumental. El siglo IV atestiguó también el surgimiento de “ritos” o usos litúrgicos regionales, urbanos y monásticos, con la incorporación de diversos tipos de oraciones diarias comunes (la “Liturgia de las Horas”, también llamada “Oficio Divino”) y de la Eucaristía dominical. La rápida multiplicación de los días religiosos festivos tuvo como resultado la formación de ciclos anuales de adoración sobrepuestos a los ciclos diarios y semanales existentes, desarrollos que se complementaron musicalmente con la creación de repertorios de canto llano locales sobre textos fijos (el “Ordinario” de la misa) y variables (el “Propio” de la misa). En algunas regiones se incluyeron nuevos himnos compuestos por figuras como san Ambrosio (c. 339-397), san Efrén el Sirio (c. 306-373), san Romanos (m c. 560) y san Sofronio (c. 560-638). La diversificación litúrgica se contrarrestó con el préstamo frecuente entre los diferentes ritos. Los monjes cenobíticos crearon ritos mixtos que combinaban salmodias urbanas y monásticas, incluyendo el Oficio Divino establecido por san Benedicto (c. 480-c. 547), procedimiento imitado posteriormente en todo el occidente latino.



Libros de canto y notación

Los escritos de canto más viejos inmovilizan textos para ser cantados sin notación. Al instante de su aparición en el siglo IX, la clave indicaba la altura y descenso de las composiciones sin descripción puntual de las elevaciones. Solamente hasta el siglo XIso lograron concluir libros completos de cantos escritos con una notación y una altura exacta y puntual en su melodía. Algunos libros de este tipo hacían uso de líneas horizontales iguales a las de nuestro actual pentagrama origiarias de las ideas de Guido d’Arezzo, c. 1030.

Algunas notaciones neumáticas viejas, en específico la aclamada notación de St. Gallen, refieren a indicaciones para prolongar y recalcar ciertas notas por medio de acentos. Sin embrago, no se tiene certeza de si dichas notas implicaban valores de nota rigurosamente equivalentes (como el semejante actual a las figuras de negra y corchea), pues su uso era relativamente poco sistemático y los escritos teóricos contemporáneos algo ambiguos al respecto. Los cantos del Propio de la misa están contenidos en el Gradual, y los del Oficio en el Antifonal, ambos libros que contienen sus cantos llanos. El Cantatorium contiene sólo las secciones de cantos de la misa entonados por solistas, mientras que el Tropario contiene tropos, valga la redundancia, a menudo secuencias, en ocasiones dramas litúrgicos y material del Cantatorium. El Tonario era un libro con funciones didácticas que contenía antífonas clasificadas de acuerdo con su modo. A partir del siglo XII era común incluir cantos en los libros de plegarias y lecciones. Estos libros combinados son el Misal (para la Misa) y el Breviario (para el Oficio). Muchos de ellos omiten la notación musical. Es poco probable que el coro usara los libros de canto durante el servicio. La notación de la mayoría de los libros más antiguos es demasiado pequeña incluso para ser leída por una sola persona en el servicio; simplemente eran libros de referencia. A partir del siglo XIII los manuscritos comenzaron a adoptar una forma lo suficientemente grande para ser leídos por más de un cantor; no obstante, hasta antes del siglo XV muchos cantores eran iletrados en música.



A continuación se clasifican los cantos gregorianos en tipos. Otros cantos tradicionales, como el canto ambrosiano o el canto mozárabe, pueden seguir otra clasificación ligeramente distinta.

·        Plegaria
·        Lectio
·        Salmo
·        Cántico
·        Himno
·        Prosa
·        Antífona
·        Responsorio
·        Entrada
·        Gradual
·        Tracto
·        Alleluia
·        Secuencia
·        Ofertorio
·        Comunion




Referencias






Diccionario Enciclopédico de la música, ALISON LATHAM FONDO, 2008, Fondo de Cultura Económica 

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