jueves, 23 de febrero de 2017

Suite barroca y sus danzas

G
énero instrumental que consiste en una sucesión de movimientos relativamente cortos y congruentes entre sí. Como la forma instrumental más importante del periodo barroco, los movimientos de suite se basaron en diferentes tipos de danzas estilizadas por lo general en la misma tonalidad y en ocasiones relacionadas temáticamente.Otros términos usados en diferentes épocas y países para referirse a reuniones de piezas a la manera de la suite son ordre (Francia), sonata da camera (Italia), partita o Partie (Italia y Alemania) y Ouvertüre u *obertura (Alemania e Inglaterra).


Orígenes
 Si bien la palabra “suite” no apareció sino hasta mediados del siglo XVI la forma tiene sus orígenes en la interpretación de danzas por pares, práctica que se remonta a finales del siglo XIV y el siglo XV. Un patrón común era interpretar una danza relativamente lenta en tiempo binario, como la pavana (Inglaterra, Francia) o el passamezzo (Italia), y de inmediato otra danza rápida en tiempo ternario, como la *gallarda o el saltarello; las danzas podían compartir material temático o cuando menos tener motivos melódicos o rítmicos semejantes. Las piezas más antiguas de este tipo fueron para laúd o teclado. Algunos libros para laúd del siglo XVI contienen danzas en grupos de tres, como pavana-saltarello-piva (arreglo de J. A. Dalza en un libro para laúd impreso por Petrucci en 1508) o passamezzo-gagliarda-padovana (arreglo de Andrea Rotta, 1546). En Alemania, específicamente, era costumbre agrupar cuatro o cinco danzas (como en Banchetto musicale de Johann Schein, 1617) y comenzaron a aparecer algunos patrones comunes, como paduana-intrada-dantz-galliarda, en colecciones como la de Paul Peuerl de 1611. Los compositores y compiladores de música para teclado comenzaron también a agrupar las danzas de esta manera. Parthenia (1612-1613) contiene una serie de pavanas y galliards ligadas de Byrd, Bull y Gibbons, algunas antecedidas de un “preludio” formando grupos de tres movimientos; el Fitzwilliam Virginal Book (c. 1609-1619) contiene ejemplos similares.


Desarrollo de la suite clásica
Conforme danzas cortesanas francesas como la allemande y la courante fueron desplazando en popularidad a la pavana y la gallarda, también se integraron a la suite. J. J. Froberger (1616-1667) es considerado el iniciador de la secuencia normal de movimientos de la suite clásica: dos pares de danzas lentas y rápidas provenientes de cuatro países, la allemande (Alemania) y la courante (Italia), seguidas por la *zarabanda (España) y la gigue (Inglaterra). Este orden común no se consolidó sino hasta después de la muerte de Froberger en cuyas suites la zarabanda era la última pieza y la giga aparecía en un lugar anterior de la secuencia. Otras danzas podían ser reemplazadas por cualquiera de las cuatro o bien aumentarse a la forma, como *minueto, gavotte y bourrée. Más adelante se volvió común la introducción de un preludio sin estar basado en ritmos de danza y de carácter improvisativo libre; estos movimientos introductorios recibieron una amplia variedad de títulos, como “fantasia”, “préambule” y “overture”. Los sucesores de Froberger en Alemania, como Johann Rosenmüller, J. E. Kindermann y Georg Muffat, compusieron suites para teclado con títulos diversos, por lo general el de “sonata”, que dependían del esquema formal. Conforme progresó el siglo XVII, el número y orden de las danzas de la suite variaron notablemente, sobre todo entre compositores franceses como François 1469 suite Couperin, Chambonnières, D’Anglebert y Lebègue, quienes acostumbraron combinar movimientos tradicionales de danza con otras piezas extravagantes y menos formales (como “Les Pélerines”, “Les Laurentines”, “L’Espagnolète” de una suite de Couperin) para conformar suites de mayores dimensiones con movimientos vagamente relacionados e introduciendo otras danzas como rigaudon, loure y musette. Fuera de Alemania y Francia la suite del siglo XVII tuvo un desarrollo más lento. En Italia Frescobaldi, el compositor más importante de música para teclado en Italia, no compuso suites en el sentido estricto; sin embargo, en sus publicaciones tardías de piezas para clavecín (como Toccate, 1637) formó grupos de dos y tres danzas, lo que sugiere el principio de la adopción de la forma. En Inglaterra, Melothesia (1673) de Matthew Locke, antología de música para teclado de varios compositores y de su propia autoría, contiene algunas suites relativamente simples basadas en el esquema allemandecourante- sarabande, línea de desarrollo continuada por Blow y Purcell, cuyas suites en tres y cuatro movimientos por lo general llevaron el título de “Lessons”.

El siglo XVIII
La suite alcanzó su punto culminante de desarrollo con Handel y Bach, cuyas suites para teclado y orquestales constituyeron la fase más importante de la historia de la forma. Prácticamente todas las suites guardan una unidad tonal, incluyendo las de Handel y Bach; los cambios de tonalidad entre los movimientos se limitan a contrastes de tonalidades homónimas o relativas mayor-menor. La mayoría de las danzas sigue la *forma binaria simple, es decir, dos secciones más o menos semejantes donde la primera progresa a la tonalidad de la dominante (o a la relativa mayor, cuando la tonalidad original es menor) y la segunda regresa a la tonalidad inicial; las dos secciones se repiten. Las figuras melódicas o rítmicas de los compases iniciales de cada movimiento, por lo general reaparecen, se desarrollan o se repiten idénticas a lo largo del movimiento e incluso pueden servir como vínculo entre dos o más movimientos de la misma suite.
La mayoría de las suites para teclado de Handel (en 1720 se publicaron ocho de manera simultánea) sigue formas convencionales (allemande-courante-sarabandegigue), aunque algunas introducen una chacona, una fuga “abstracta” o un tema con variaciones. En algunas de estas piezas Handel tomó material de obras anteriores y vinculó temáticamente varios movimientos.Mejor conocidas que sus suites son las obras orquestales Música acuática; tres suites individuales, en fa, re y sol y
Música para los reales fuegos de artificio; igual que sussuites para teclado, su valor radica más en la invención y la vitalidad que en su originalidad formal.
La contribución de Bach es de gran diversidad: seis suites para violonchelo solo, cuatro suites orquestales, seis suites para teclado “francesas” y seis “inglesas”, seis partitas para teclado y varias partitas y sonatas para instrumentos diferentes (suites en todo excepto el nombre).
Todas sus suites para teclado siguen el esquema formal de allemande-courante-sarabande-gigue; algunas cuentan con un preludio inicial, que suele ser extenso, y todas tienen uno o más movimientos de danza adicionales (bourrée, menuet, gavotte, etc.). Aunque no despliegan innovaciones formales o técnicas significativas, las suites de Bach representan una síntesis brillante y maestra de la historia y el desarrollo completos de la suite barroca.

La suite posterior
En la suite barroca tardía los recursos característicos de tonalidades contrastantes en cada sección y el uso ocasional de material temático contrastante, el énfasis creciente en el desarrollo seguido por una repetición o recapitulación, son aspectos que anticipan los elementos básicos de la sonata, forma que en la segunda mitad del siglo XVIII reemplazó a la suite como el género instrumental común. La dominación de los conceptos de la forma sonata hacia finales del siglo XVIII y a lo largo de gran parte del XIX, propiciaron la desaparición de la suite como parte del repertorio. No obstante, algunos aspectos de la suite prevalecieron en obras orquestales de cámara como la serenata, la cassation y el divertimento (formas usadas por Haydn,Mozart, Beethoven y Brahms), e incluso en algunos ciclos de canciones y música para piano (por ejemplo de Schumann). Sin embargo, la búsqueda consciente de recuperar la suite en formas sinfónicas no ocurrió sino hasta finales del siglo XIX (con las suites orquestales de Raff y Lachner de las décadas de 1860 y 1870 y la Holberg Suite de Grieg, 1884), intentos que en ocasiones obedecieron exclusivamente al deseo romántico de evocar una época pasada. En términos generales, la suite instrumental de finales del siglo XIX y comienzos del XX poco tuvo que ver con su forma barroca predecesora. Para la década de 1880 los movimientos tradicionales de danza se reemplazaban con una sucesión libre de danzas nacionales o suite 1470 populares, en ocasiones bajo un concepto programático (como las suites orquestales de Dvorˇák), o con números tomados de un ballet, una ópera o cualquier otra obra dramática arreglada como forma de concierto (L’Arlésienne de Bizet o la suite Peer Gynt de Grieg). A comienzos del siglo XX la suite programática y extractada (por ejemplo Los planetas de Holst y Rosenkavalier de
Richard Strauss) coexistieron con una nueva y deliberada intención de recrear la suite barroca, impulsada por la tendencia neoclásica (Le Tombeau de Couperin de Ravel). Los compositores posteriores del siglo XX usaron ocasionalmente el término “suite” (Suite para piano de Schoenberg, Suite lírica de Berg), sin duda debido a una necesidad de unificación musical, concepto asociado tradicionalmente a la suite, pero que las técnicas compositivas más abstractas de la música contemporánea no han alcanzado aún.

Suite bergamasque. Obra para piano de Debussy compuesta en 1890 y revisada en 1905. Los movimientos primero, segundo y cuarto fueron orquestados por G. Cloez y el tercero, “Claro de luna”, por André Caplet.

SuiteHolberg. (Fra Holbergs tid; Aus Holbergs Zeit;“De la época de los Holberg”). Suite para piano op. 40 de Grieg (1884), orquestada para cuerdas en el mismo año y para gran orquesta en 1885.Obra en cinco movimientos, fue compuesta para conmemorar el bicentenario del natalicio del dramaturgo noruego Ludvig Holberg (1684-1754).


Suite lírica. Obra orquestal de Grieg (1904); arreglo de cuatro de sus seis Piezas líricas (libro 5) op. 54.
Obra para cuarteto de cuerdas de Berg (1925- 1926).


Suites francesas. Seis suites para teclado, BWV812-817 de J. S. Bach (1722-1725). Los primeros esbozos de algunas de estas suites están en el primer Clavierbüchlein (1722) para Anna Magdalena Bach. El título no aparece como tal en ninguna fuente conocida relacionada con Bach y las suites no siguen el estilo de los contemporáneos franceses de Bach.
Suites inglesas. Seis suites para teclado de J. S. Bach, BWV806-811 (c. 1715); se desconoce el origen del título pero quizá se refiere a la dedicatoria para un destinatario inglés.

&. Diccionario Enciclopédico de la música, ALISON LATHAM FONDO, 2008, Fondo de Cultura Económica





                                                                                                                                      

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